Cristo en el Sepulcro
Descripción de la Obra
La imagen de Jesús en el sepulcro ha supuesto una consolidación en los modelos de imágenes de Cristo en la trayectoria del autor. Tras el crucificado de la Divina Misericordia, muestra su quehacer en una de las representaciones que mejores precedentes en la historia del arte español ha tenido.
Compone la figura con una contraposición de los miembros del cuerpo para dotar de movilidad y ritmo compositivo a la figura; dicho ritmo no perturba en absoluto la visión de una imagen de Cristo muerto, depuesto en el sepulcro.
El modelado de la figura muestra un buen estudio anatómico, sereno, sin estridencias, con preferencia por la visión del conjunto frente a los detalles que puedan distraer al espectador. La cabeza, armoniosa de proporciones, nos muestra una figura patética, de modelado agradable, que se comporta como un todo en la composición.
La policromía, de tonos claros, viene a completar la obra dotándola del necesario estudio del dolor y del padecimiento de Cristo en su pasión sin caer en la morbosidad de las heridas.